martes, 20 de junio de 2017

Poblenou, el precio de un sueño I: renovar o gentrificar.

De las humeantes chimeneas de las factorías a los modernos edificios acristalados, de los vertidos al mar a las playas abarrotadas, de las familias hacinadas en los barracones a los chiringuitos atestados de turistas, del bocata y la bota de vino para el almuerzo del currante, al desayuno macrobiótico. El barrio del Poblenou ha sufrido una transformación radical en los últimos años, pero la renovación necesaria ha dado paso a la oportunidad especulativa. Sus comerciantes y sus vecinos llevan años enfrentados, pero hay algo en lo que todos están de acuerdo: no quieren que les arrebaten el barrio.


Renovar o gentrificar

Poblenou se ha puesto de moda. Los precios de las viviendas y los alquileres han subido tanto que los jóvenes que han crecido en el barrio no pueden independizarse en él, los antiguos negocios se ven obligados a cerrar para ceder su lugar a las mismas franquicias que uno puede encontrar en cualquier otro rincón de Europa, los vecinos de toda la vida, en definitiva, abandonan un espacio que será ocupado por una clase socioeconómica más elevada. El resultado es lo que unos, los que están a favor, llaman revitalización o regeneración, y lo que otros, los que están en contra, denominan gentrificación.

La gentrificación, proceso por el cual una clase social predominante desplaza a otra, es un neologismo tomado del inglés, gentrification, que a su vez deriva del sustantivo gentry, cuyo significado más aproximado en español sería burgués. Esta palabra con la que empezamos a familiarizarnos no es, sin embargo, tan novedosa, sino que surge en los años 60, y su significado se desarrolla a finales del siglo pasado en relación a otros términos tan actuales como neoliberalismo, globalización o exclusión social.

Este fenómeno, que en Barcelona se da en barrios como los de Poblenou, Sant Antoni, Ciutat Vella o Gracia, ocurre también en otros lugares de España, como Malasaña o Lavapiés, en Madrid, y en otras grandes capitales como Nueva York o París. Como consecuencia de la gentrificación el retrato robot del vecino de Poblenou ha cambiado, pero no porque se haya transformado, sino porque ha sido sustituido: si antes se hablaba de este distrito como el Manchester catalán y a nuestra mente acudía la imagen de un obrero, hoy pretende hablarse del Silicón Valley de Barcelona, y nos imaginamos a un trabajador cualificado de clase alta y gustos sofisticados al que se aplican otros títulos más o menos fuera de contexto, tales como hípster o bohemio.

Quique Castro

2 comentarios:

  1. Breve radiografía de lo que está pasando.... escueta pero certera.... me gusta, muy buena en continente muy triste en contenido.

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  2. No olvidemos que tambien nosotros hemos ayudado a este cambio, con nuestra especulacion inmobiliaria, pero sobre todo hemos tenido a los dueños de los terrenos que son y han sido los interesados en este cambio y apuesta por el turismo masivo con la aprobacion de nuestros entes politicos.

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Aullidos